You are using a browser that is not supported by this website may not work correctly. Please try using Chrome, Safari, Firefox, Edge or Opera.
We use cookies to ensure the website functions properly. These, for example, will keep you logged in, will track performance and can be used for marketing purposes. Read more about our cookies or choose which cookies you accept on this page.
Luke Mullen, un adolescente, no ha vuelto a casa. Sus compañeros del colegio lo vieron por última vez subiendo a un coche con una mujer, y no está claro si se ha marchado voluntariamente o ha sido secuestrado. Hijo de un ex inspector de policía, Luke carece de antecedentes de absentismo escolar o mala conducta. Los policías que buscan al muchacho tienen la firme convicción de que se trata de un secuestro. Y saben que, cuanto más tiempo pase, más probabilidades hay de que Luke aparezca muerto. Y entonces su familia recibe una cinta de vídeo...
El Inspector Tom Thorne, asignado con carácter especial a la Unidad de Secuestros, busca desesperadamente al muchacho, y de paso investiga a todos aquellos que podrían guardarle rencor a él o su familia, a partir de una lista elaborada por el padre de Luke, que como inspector jefe de la Policía había retirado de la circulación a numerosos criminales. Pero en esa lista falta un nombre: el de un delincuente que amenazó en público al padre de la víctima y que es el principal sospechoso de un asesinato sin resolver.
Tom Thorne prontó se dará cuenta de que no puede permitirse el lujo de perder el tiempo, y que tendrá que excavar profundamente en el pasado, removiendo casos anteriores y episodios olvidados. Algunos secretos se ocultan tan fácilmente como un cuerpo, y aunque Luke Mullen sigue vivo, dejarse llevar por las evidencias y las suposiciones es la manera más fácil de hacer que acabe muerto y bajo tierra.
“Uno de los mejores autores de novela negra”
Lee Child