Jenna estaba muy contenta de ser la dama de honor de su prima, pero le habría gustado que alguien la hubiera avisado de que el padrino era el fotógrafo Ross Grantham, el hombre con el que una vez había intercambiado los votos matrimoniales... en esa misma iglesia.
Habían pasado dos años desde la última vez que lo vio, dos años desde que Ross traicionó los votos. ¿Podrían firmar una tregua durante la boda? Pero, ¿qué pasaría con su matrimonio... y con el increíble deseo sexual que seguían sintiendo el uno por el otro?