Apostado en un banco, mientras vigila la ventana del hijo de un diputado, el ex policía Kehlweiler descubre un fragmento de hueso humano entre los excrementos de un perro. obsesionado por este caso, abandona su investigación en París para localizar al dueño del perro. Sus pesquisas lo llevarán a Port-Nicolas, un pueblo perdido en la recóndita Bretaña. Allí, en un viejo bar lleno de humo, escucha y vigila, tomando una cerveza tras otra, escrutando un rostro tras otro, y haciendo correr sin tregua, por las húmedas carreteras y las playas desiertas, a su joven ayudante Marc Vandoosler, el medievalista que ya apareció en la novela Que se levanten los muertos. ¿De quién era el hueso? ¿Habrá habido asesinato?